La información sobre la vida de Joseph Roth no es clara. Incluso los datos que él brindaba eran a menudo contradictorios y vagos. Sabemos sin embargo que nació en la región de Galitzia, que formaba parte del Imperio Austrohúngaro, en 1894. Estudió literatura y filosofía, pero se dedicó sobre todo a la labor periodística. Durante la Primera Guerra Mundial estuvo en el ejército, si bien no es precisa la información sobre su participación. A partir del año 1923, fue corresponsal para diferentes diarios, lo cual lo llevó a viajar por Europa escribiendo sobre aquello que observaba. En 1933 debió exiliarse a Viena, pero tuvo que seguir mudándose continuamente debido al nazismo.
Roth pasó gran parte de su vida viviendo en hoteles, de paso y con rapidez, primero por su trabajo de corresponsal y luego por su condición de exiliado, lo cual en su pobreza lo llevó a un estado precario y de poca estabilidad. Esta rapidez periodística marcó sus escritos, incluso sus novelas fueron creadas en estos espacios, a diferencia de otros autores que precisaban la tranquilidad de un hogar y un estudio. Pero además, su profesión generó en sus escritos un valor casi documental de la experiencia de entreguerras y de la temida llegada del nazismo, si bien no por eso debe negarse el valor literario de estos. Las novelas del autor son una muestra de un estado social frágil y un terrible sentimiento de pérdida de su patria.
Durante un verano en Ostende, Roth conoció a Stefan Zweig, con el que entablaría una gran amistad. Compartían su lealtad y nostalgia por el Imperio Austrohúngaro. Pero además compartieron una vida de movimientos y mudanzas, de viaje y experiencias de exilio. Y finalmente compartieron también sus trágicas muertes, lo cual es sin duda una marca del terrible momento histórico que a ambos les tocó vivir. Roth falleció primero (en 1939) debido a su alcoholismo, con tan solo 45 años y Zweig se suicidó en 1942 junto a su esposa en su hogar en Brasil.
Roth fue uno de los primeros en darse cuenta de las implicancias del nazismo. Predijo que la asunción de Hitler llevaría a una nueva guerra de gran violencia. Ya antes de 1933 se dio cuenta de que debía exiliarse por su origen judío. Tenía razón. Además, el nazismo lo afectó personalmente: sus familiares desaparecieron en campos de concentración, sus libros fueron quemados, y su esposa, que sufría de esquizofrenia y se encontraba internada en instituciones de salud mental, fue asesinada por leyes de eutanasia.
A lo largo de su vida, el autor publicó cientos de ensayos y crónicas, muchas de las cuales se han publicado en antologías. Una de ellas es Años de hotel. Postales de entreguerras (2020, Acantilado). Judíos errantes (1927), otra antología, hizo que ganara la admiración de Zweig. Publicó también novelas, Hotel Savoy en 1924, fue la primera admitida por el autor (escribió una novela previamente, La tela de araña, para advertir sobre las consecuencias del nacionalismo alemán, pero no la quiso reconocer como su primera obra por la rapidez con la que debió escribirla). Sus obras célebres son La marcha de Radetzky (1932), Job (1930) y La cripta de los capuchinos (1938). En 1929 publicó Izquierda y derecha, novela que muestra una Alemania de entreguerras, de la crisis económica y el avance del nazismo. La tela de araña (1923) y La leyenda del santo bebedor fueron llevadas al cine (1939).