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La relación entre Virginia Woolf y la excentricidad era peculiar. “Desde el primer momento se vio que ella era incalculable, excéntrica y propensa a los accidentes”, señala su sobrino, el historiador de arte Quentin Bell. Su aspecto, su ropa y, en suma, ella misma podían generar impresiones encontradas. “Tenía una presencia que la volvía notable de inmediato”, dice Madge Garland, legendaria editora de Vogue, al recordar la primera vez que la vio, en los años veinte. Pero lo que también le llamó la atención fue que esa mujer elegante y distinguida llevara puesto “lo que solo podría describirse como un cesto de basura dado vuelta en la cabeza”. Matías Battistón
Si al llegar más o menos a los cuarenta años les parece que otras distinciones se desdibujan en lugar de nimbarlos de gloria, tal vez valga la pena que investiguen, suponiendo que insistan en llevar algún título, qué se puede hacer en aras de la excentricidad. Aunque déjennos advertirles que el fracaso es probable. Virginia Woolf
Índice
9. Prólogo por Matías Battistón.
Descubrir otra rareza
15. i. Breve introducción a
la excentricología
15. Los excéntricos
21. ii. Las excéntricas
21. Margaret Cavendish
31. Julia Margaret Cameron
43. Hester Stanhope
49. Elizabeth Hitchener
53. Miss Ormerod
65. iii. Excéntricas dispersas
65. Anne Thackeray Ritchie
69. Laetitia Pilkington
75. Hester Gibbon
79. Geraldine Jewsbury y Jane Carlyle
95. Fanny Burney
101. iv. Excéntricas vistas de cerca:
Fragmentos privados
101. La única pregunta sobre Maud
103. Ethel Smyth, vieja y espléndida
107. El azul de las hortensias de Alice
109. La emperatriz Edith Sitwell
113. Descendientes del primer comediante
117. Jane Strachey se indigna
119. Caroline Stephens, profeta moderna
121. La excéntrica tía Virginia
123. Notas